Algunos leen un dejo de ironía en el título; para otros, es el anuncio del final de un gran negocio. Y nadie asegura qué podrá pasar en el futuro. Lo único cierto es que “Spider-Man: Sin camino a casa” es el fin de la relación fructífera entre Marvel y Sony, empresa que se queda con el personaje en exclusividad como fue al principio. La alianza termina, ¿el superhéroe sigue?
Haber titulado el filme “Sin camino a casa” suena a provocación cuando, precisamente, el protagonista estaría volviendo al hogar de pertenencia. Ocurre que Sony se lo compró a Marvel en 1998 por (la hoy insignificante suma) de U$S 10 millones, en medio de batallas legales sobre su propiedad.
La expectativa centrada es tan enorme que será el único estreno de la semana en los cines argentinos. Y para completar la idea, ni siquiera será en jueves, como es habitual, sino que se adelantó un día: sobre las pantallas se proyectará la nueva historia del Hombre-Araña desde hoy, en todas las salas tucumanas.
En un año marcado por los personajes con superpoderes (en 2021 se estrenaron “Viuda negra”, “El Escuadrón Suicida”, “Eternals” -para muchos, el gran fiasco-, “Shang Chi y la leyenda de los 10 Anillos” y “Venom: Carnage liberado”), llega ahora el más desvalido y humano de todos, encarnado por un adolescente lleno de problemas como es Peter Parker (ver “Spider-Man...”). Por algo es la más esperada de todas producciones del género, al punto que hay quienes relacionan el auge de las vacunaciones contra el covid de jóvenes a principios de mes con la exigencia del pase sanitario para poder estar en la butaca hoy.
El argumento remite a la historia íntegra de Parker, que vuelve a ser interpretado (¿por última vez?) por Tom Holland. Cuando en la última película, Mysterio devela su identidad encubierta, todo se desmorona a su alrededor. Para remediarlo, le pide ayuda a su particular mentor, el Dr. Strange (Benedict Cumberbatch), para que con un pase de magia su vida vuelva a su estado secreto anterior. Las cosas salen tan mal que todo empeora con la aparición de cinco supervillanos de otras películas (Jamie Foxx como Electro, Alfred Molina como Doctor Octopus, Willem Dafoe como Duende Verde, Thomas Haden Church como el Hombre de Arena y Rhys Ifans como Lagarto), en un cruce de universos que presagia un destino aciago.
Pero así como el filme se llena de viejos malvados, todo indica que llegan a su auxilio los anteriores Hombres-Araña, desde el debutante hace casi dos décadas Tobey Maguire (protagonista de la trilogía de Sam Raimi) hasta el cuestionado Andrew Garfield (dirigido por Marc Webb). Como es ya un clásico del género, hay escenas poscréditos que deslizan lo que se viene, pero poco adelantan de lo que quieren saber los fans: ¿Holland estará solo en su lucha o lo ayudarán sus antecedores, como se rumorea insistentemente?
El elenco generaría la envidia de cualquier director, pero también implica el desafío de estar a su altura, aceptado por Jon Watts. Ahora falta ver el resultado. Por lo pronto, se asegura que se verá al joven arácnido más inseguro y emocionalmente quebrado que nunca, al borde de su lado más oscuro. Quizás llegar al fondo es la única manera de encontrar una ruta de regreso al origen.